Amor sin límites: Más allá de la posesión

En nuestro mundo vertiginoso, a veces el amor se transforma en un afecto agudo y restringido, reduciendo el espacio emocional y obstaculizando la posibilidad de brindar afecto a los demás. Cuando la conexión emocional se vuelve tan exclusiva que se transforma en un deseo de posesión, el cuidado puro es reemplazado por el miedo a perder al ser amado. Es precisamente esta transición del amor desinteresado a una forma obsesiva lo que genera celos en nuestro interior, los cuales finalmente tiñen las relaciones de negatividad y crean una atmósfera de competencia constante.

Basándonos en un análisis profundo de la situación, podemos observar que, al perder su libertad, el amor se convierte en una especie de arma, ya que el deseo de controlar y verificar la relación actúa en contra de la verdadera calidez y apertura. En lugar de buscar el bienestar de la persona amada, esos celos se transforman en una reacción defensiva, siempre alerta para no perder a quien, aparentemente, ya se ha convertido en nuestra propiedad. Este cambio en la motivación genera tensión, rompe la armonía de la relación y dificulta el desarrollo tanto de vínculos románticos como de contactos sociales saludables.

Así, conservar el verdadero significado del amor implica saber soltar, aceptar y alegrarse por el bienestar del otro, sin encerrar la relación en el miedo a la pérdida. Al reconocer la diferencia entre el amor desinteresado y el amor obsesivo, aprendemos a construir relaciones más maduras y armónicas, libres de los celos destructivos y de la constante lucha por la posesión.

El amor dirigido exclusivamente a una sola persona puede realmente limitar el espacio emocional e influir en la capacidad de brindar amor a otros. Si ese amor se vuelve obsesivo, empiezan a dominar en él elementos del propio ego y el deseo de posesión, lo que inevitablemente da lugar a los celos. Uno de los autores escribe:

"Cada pasión tiene un momento de disfrute, incluso la ira y el furor, y la persona se entrega a los celos como a un torrente impetuoso, que la arrastra hacia destinos inciertos. Desde el punto de vista cristiano, los celos son contrarios al amor, ya que el amor no busca lo suyo (I Cor. 13,5), mientras que los celos, con vigilancia, se encargan de no perder a quien consideran propio. La vida junto a una persona celosa se vuelve sufrida..." (fuente: enlace txt)

De ello se deduce que, si el amor se convierte en algo dominado por el miedo a la pérdida y el deseo de posesión, deja de ser abierto y generoso, limitando las posibilidades emocionales y sociales para otras relaciones.

En cuanto a la relación entre los celos y una actitud negativa hacia el entorno, también se observa la transición del amor desinteresado a un amor obsesivo, que degenera en un narcisismo exacerbado. Uno de los fragmentos describe este problema de la siguiente manera:

"

¿Por qué el amor obsesivo a menudo se manifiesta en diversas distorsiones, en los celos o en alguna otra forma de malicia?
A veces, debido a los celos, una persona llega a matar a otra. ... Amor propio. Me agrada él, por lo que deseo que esté cerca, deseo mirarlo para sentirme bien. Y cuando me siento un poco mal, él ya me parece malo... Por eso todo, naturalmente, se desintegra. El amor se conquista con gran esfuerzo." (fuente: enlace txt)

Esto muestra que cuando el amor pierde su pureza y se transforma en un estado obsesivo, se vincula estrechamente con los celos, que a su vez generan una actitud negativa hacia los demás, percibiéndolos como una amenaza para esa felicidad personal. Los celos, al ser una reacción ante la posible pérdida, impulsan a la persona a ver a los demás a través del prisma de la competencia y la insuficiencia, en lugar de verlos como objetos de genuino cuidado.

Además, otro autor resalta la diferencia en las motivaciones del amor y de los celos:

"¿A qué puede llevarnos los celos si se arraigan profundamente en el corazón? Los celos y el amor tienen motivaciones y direcciones diferentes. En los celos, nuestro ego anhela la posesión y la verificación, mientras que en el amor se busca el desinterés y el cuidado del otro." (fuente: enlace txt)

Así, se puede concluir que el amor hacia una sola persona, especialmente si adquiere la forma de un apego o incluso obsesión, puede convertirse en el terreno fértil para el surgimiento de los celos. Estos, a su vez, se asocian con una actitud negativa, pues se basan en la necesidad de controlar y proteger lo que se considera "propiedad", en lugar de un deseo genuino de bienestar para el otro. Esto dificulta el desarrollo de relaciones armónicas tanto con la persona elegida como con el entorno en general.

Citas de apoyo:
"Cada pasión tiene un momento de disfrute, incluso la ira y el furor, y la persona se entrega a los celos como a un torrente impetuoso, que la arrastra hacia destinos inciertos. Desde el punto de vista cristiano, los celos son contrarios al amor, ya que el amor no busca lo suyo (I Cor. 13,5), mientras que los celos, con vigilancia, se encargan de no perder a quien consideran propio..." (fuente: enlace txt)

"
¿Por qué el amor obsesivo a menudo se manifiesta en diversas distorsiones, en los celos o en alguna otra forma de malicia?
... Me agrada él, por lo que deseo que esté cerca, deseo mirarlo para sentirme bien. Y cuando me siento un poco mal, él ya me parece malo... Es amor propio." (fuente: enlace txt)

"¿A qué puede llevarnos los celos si se arraigan profundamente en el corazón? Los celos y el amor tienen motivaciones y direcciones diferentes. En los celos, nuestro ego anhela la posesión y la verificación, mientras que en el amor se busca el desinterés y el cuidado del otro." (fuente: enlace txt)

Amor sin límites: Más allá de la posesión

¿Por qué el amor obsesivo a menudo se manifiesta en diversas distorsiones, en los celos o en alguna otra forma de malicia?