El enigma de la libertad: Reflexiones sobre elección y causalidad
Las reflexiones filosóficas de la modernidad nos abren un mundo sorprendente y polifacético de libertad, donde las sensaciones personales y las leyes objetivas de las relaciones se entrelazan estrechamente. Al comienzo de nuestro camino, sentimos la libertad como una experiencia interior, llena de posibilidades y descarga de energía; sin embargo, esta experiencia subjetiva no siempre refleja los verdaderos límites de la elección. Por un lado, las emociones personales y el estado psicológico nos ayudan a comprender lo que realmente importa, otorgándonos la sensación de ser dueños de nuestro propio destino. Pero en cuanto intentamos alejarnos de los estrechos límites de la percepción individual, comprendemos que una verdadera decisión de voluntad no puede ignorar las leyes subyacentes de causalidad que guían nuestras acciones.Más adelante, en la discusión sobre la libertad, se hace evidente que siempre se nos presenta un amplio espectro de alternativas que nos permiten escoger entre diferentes objetivos. Se vislumbra así un cuadro interesante: podemos determinar por nosotros mismos la dirección de nuestra vida y preferir un camino sobre otro. No obstante, la necesidad de elegir permanece inevitable, e incluso cuando creemos ser libres, las fundamentales relaciones de causa y efecto continúan envolviéndonos. Así, la toma de cualquier decisión se convierte a la vez en un acto de autoexpresión y en un elemento de un proceso más global, donde la iniciativa personal solo “sublima” el inevitable curso de los acontecimientos.En definitiva, la libertad se presenta como un fenómeno dinámico y contrastante, en el que las experiencias subjetivas conviven con determinaciones objetivas. Este complejo cuadro nos enseña a aceptar la multifacética naturaleza de la elección y a darnos cuenta de que, a pesar de la aparente independencia, nuestras decisiones siempre están arraigadas en leyes universales.
¿Existe una elección real o todo en la vida ya está predeterminado?Al responder a esta pregunta queda claro que las reflexiones filosóficas presentadas en las citas dejan espacio para una comprensión dual de la libertad. Por un lado, ciertos argumentos indican que la sensación de libertad, aunque es una importante experiencia subjetiva, no coincide con la realidad objetiva de la elección. Por ejemplo, una de las fuentes señala:«El problema de la libertad no reside en las sensaciones subjetivas de libertad o de falta de ella. Muy posiblemente, la acción realizada de manera psicológicamente libre... nos convierte de nuevo en esclavos de nuestros vicios indignos... Pero mientras no podamos abarcar la perspectiva de nuestra vida en su conjunto, es improbable que la sensación de libertad o de no libertad coincida con lo percibido —con la libertad o la falta de ella realmente existente. En todo caso, la cuestión de la libertad es irresoluble dentro de un único marco psicológico, aunque la verdadera solución debe abarcar también los datos psicológicos. Pero esto significa que debemos salir del marco de la psicología y plantear el problema de la propia libertad, y no solo de las sensaciones de libertad o de falta de ella que acompañan la elección voluntaria.» (source: enlace txt)Por otro lado, otro punto de vista sobre la libertad se presenta en un razonamiento en el que se enfatiza que, a menudo, somos libres de elegir entre diferentes determinaciones de objetivos, sin embargo, el hecho mismo de la necesidad de elegir es inevitable. Es decir, aunque las opciones ante nosotros pueden ser numerosas, no podemos eludir la obligación de elegir:«El horizonte de posibilidades siempre está abierto ante nosotros. Somos, en ocasiones, libres de elegir un determinado conjunto de determinaciones de objetivos. Finalmente, podemos optar incluso por no hacer nada y llevar una vida vegetativa al estilo de Oblomov. No somos libres en cuanto a las determinaciones causales y elementales. Pero se nos abre un campo lo suficientemente amplio de elección entre diversas determinaciones de objetivos, y somos capaces de elegir entre distintos medios para alcanzar el mismo fin. Somos libres en cuanto al objeto de la elección, pero no lo somos en cuanto a la propia necesidad de elegir.» (source: enlace txt)De este modo, se puede afirmar que, por un lado, existe un espacio para la libertad en la elección de rutas y métodos concretos para alcanzar los objetivos, pero, por otro lado, esa elección en sí misma está predeterminada por el curso general de las relaciones de causa y efecto. El acto de elegir, al introducir una nueva determinación, no anula la ley de la causalidad, sino que la “sublima” en un sentido de propósito.Supporting citation(s):«El problema de la libertad no reside en las sensaciones subjetivas de libertad o de falta de ella... Pero esto significa que debemos salir del marco de la psicología y plantear el problema de la propia libertad, y no solo de las sensaciones de libertad o de falta de ella que acompañan la elección voluntaria.» (source: enlace txt)«El horizonte de posibilidades siempre está abierto ante nosotros. Somos, en ocasiones, libres de elegir un determinado conjunto de determinaciones de objetivos... Somos libres en cuanto al objeto de la elección, pero no lo somos en cuanto a la propia necesidad de elegir.» (source: enlace txt)