El espejismo de la religión

En la búsqueda contemporánea de un significado profundo en la vida, la filosofía y el psicoanálisis continúan enfrentándose en la intersección de las aspiraciones humanas y los conflictos internos ocultos. Freud sostenía que la religión no es una verdad objetiva, sino un medio colectivo para gestionar los aspectos tensos y, a veces, destructivos de nuestra psique. Creía que las creencias religiosas surgen como un intento de llenar el vacío formado por la represión de los instintos naturales, especialmente en el contexto de las complejas interrelaciones entre los conflictos internos y las normas sociales.

Desde su punto de vista, las prácticas religiosas se convierten en una especie de barrera protectora que ayuda a las personas a atenuar el dolor agudo de las contradicciones que emergen en las profundidades del inconsciente. Este mecanismo no ofrece una verdadera resolución de los conflictos, sino que forja una ilusión colectiva capaz de calmar temporalmente el estado interno de ansiedad. De esta manera, la religión se transforma en una forma de enfrentar el sentimiento de culpa y el miedo ante las fuerzas destructivas que actúan en el interior de cada uno de nosotros.

En conclusión, el análisis de la enseñanza de Freud nos permite comprender que la religión puede considerarse como un medio para armonizar los conflictos internos, aun cuando se base en una protección ilusoria. Esta perspectiva desafía las concepciones tradicionales e invita a una reflexión más profunda sobre cómo la consciencia humana tiende a controlar y atenuar no solo los desafíos externos, sino también los internos.

¿Qué papel desempeñaba la religión en las concepciones teóricas de Freud y por qué la denominaba ilusión masiva?



Freud consideraba la religión no como una verdad objetiva, sino como un mecanismo colectivo mediante el cual el individuo intenta hacer frente a profundos conflictos inconscientes y a instintos reprimidos. Según él, la religión es una proyección a través de la cual tanto individuos como comunidades procuran expresar y atenuar la tensión generada por conflictos internos, frecuentemente de índole sexual, especialmente en el contexto del complejo de Edipo. Las creencias religiosas emergen como un llenado ilusorio del vacío ocasionado por la represión de los instintos naturales, transformándose así en una ilusión masiva que la sociedad utiliza para gestionar el sentimiento de culpa y el miedo ante las fuerzas destructivas del inconsciente.

Así, como se escribe en una de las fuentes:
"Y la religión, que Freud llama 'una ilusión', es, según su enseñanza, una proyección hacia la infinitud del notorio 'complejo de Edipo'." (fuente: enlace txt)

Otra fuente también señala que Freud vinculaba la religión con el proceso de represión de los instintos, considerándola como el resultado de la dinámica entre los neurosis internos y el orden social impuesto:
"Freud señala que la religión está ligada a la represión de los instintos. ... Freud percibe un neurosis obsesivo de carácter universal y, al mismo tiempo, una ilusión." (fuente: enlace txt)

De esta manera, para Freud la religión desempeñaba el papel de una especie de barrera protectora mediante la cual la consciencia colectiva intentaba domar los aspectos aterradores de su propio mundo interno, pero, en su opinión, esa protección era ilusoria, pues se apartaba del entendimiento real de los procesos inconscientes que rigen el comportamiento humano.

El espejismo de la religión

¿Qué papel desempeñaba la religión en las concepciones teóricas de Freud y por qué la denominaba ilusión masiva?