El Poder Divino y la Desesperanza Humana

Desde el comienzo de la historia, la idea de que el poder absoluto pertenece a Dios y que Él es la fuente de todo gobierno terrenal ha marcado el tono de las discusiones sociales y religiosas. El fenómeno de que la monarquía terrenal se perciba como continuación de la voluntad celestial no solo enfatiza el designio divino, sino que también refuerza la sensación de conexión entre el orden divino y la vida humana.

Por un lado, la concepción de que el rey es la representación terrenal del poder celestial impregna la historia al afirmar que cualquier acto de misericordia o castigo es determinado por una fuerza suprema. Por otro lado, enfrentarse a períodos en los que la sensación de la presencia de Dios se desvanece se convierte en una prueba difícil para el hombre, generando una lucha interna y el dolor por la aparente pérdida de apoyo. Este contraste entre la constante vigilancia divina, que siempre atiende hasta el más mínimo pensamiento y sentimiento, y la ocasional percepción de distanciamiento se transforma en la fuente de un profundo sufrimiento emocional, capaz de revolucionar la percepción habitual del mundo.

Así, el poder absoluto de Dios sigue siendo una idea fundamental que vincula lo divino y lo terrenal, mientras el conflicto interno del ser humano entre la sensación de gracia y la experiencia del abandono espiritual invita a reflexionar sobre la sutil línea que separa la justicia suprema de los sufrimientos personales. Esta idea no solo configura el discurso histórico y teológico, sino que también continúa siendo fuente de inspiración y de profundas reflexiones en nuestro mundo contemporáneo.

¿Por qué se le atribuye a Dios tal poder absoluto y cómo se explica su intervención en la vida de las personas, que conduce a la sensación de desesperanza?

A Dios se le otorga el poder absoluto porque se le considera la fuente y encarnación de todo poder en el mundo, y esta idea impregna tanto la historia como la interpretación teológica del poder. Así, como se señala en la cita del archivo 1263_6310.txt, la representación de Dios como Rey y monarca absoluto sentó las bases de la concepción según la cual el poder terrenal se ve solo como un reflejo, una autoridad delegada de Dios ("lo que es Dios en el cielo, es el rey en la tierra"). Esto demuestra que incluso el gobierno terrenal más absoluto se define como continuación de la autoridad divina; es Dios, según esta tradición, quien es la fuente de la facultad de conceder misericordia y castigar.

La intervención de Dios en la vida de las personas se explica como una parte inseparable de su designio y amor. Por un lado, cualquier intervención se considera una manifestación de su sabiduría y participación personal en el destino de sus criaturas, lo que permite corregir el curso de los acontecimientos de acuerdo con el más alto propósito. Al mismo tiempo, cuando el ser humano siente que la presencia de Dios se ha perdido o está oculta, ello conduce a una lucha interna profunda y a un sentimiento de desesperanza. Así, como se indica en la cita del archivo 506_2526.txt, el hombre puede enfrentarse a un período de privación de gracia, cuando la sensación de abandono divino se convierte en una poderosa fuente de sufrimiento, especialmente cuando los esfuerzos del hombre no conducen a un alivio inmediato. Este fenómeno describe cómo, incluso bajo el control y la omnisciencia constantes de Dios –pues, como se enfatiza en otra cita del archivo 1006_5026.txt, "El Señor cuida de cada alma humana, cada uno de sus movimientos, cada pensamiento..."– el intervalo entre la percepción de la presencia divina y su ocasional aparente ausencia puede generar dudas y un profundo sentimiento de desesperación.

De este modo, se le atribuye a Dios el poder absoluto como fundamento de toda autoridad y orden en el mundo, y su intervención en la vida de las personas es considerada una parte inseparable del plan divino, el cual, a pesar de su misericordia y omnisciencia, a veces se experimenta como una dolorosa sensación de abandono y desesperanza.

Citas de apoyo:
"Este error es sumamente instructivo e influyente —tuvo un enorme impacto en la historia y se repite hasta nuestros días. La santidad del poder, la santidad de la monarquía, se intenta demostrar al afirmar que Dios es Rey, autócrata y monarca absoluto. Tal fue la teoría del poder de Iván el Terrible. Todo ello puede expresarse en el refrán: 'lo que es Dios en el cielo, es el rey en la tierra'. Iván el Terrible no ve ni sospecha de ninguna antinomia del poder, ignora por completo el antiestatismo y anarquismo bíblico, profético, cristiano y apocalíptico. Solo conoce la tesis del poder, e incluso llega a identificar el poder del Rey divino con el del Rey terrenal: es el mismo poder absoluto de conceder misericordia y castigar, que solo se transmite de las manos de Dios a las del rey; el rey terrenal es, por así decirlo, el representante de Dios en la tierra." (fuente: 1263_6310.txt)

"El ser humano no siempre se lleva bien con Dios. En el período de privación de gracia, que suele ser bastante prolongado, Dios a veces puede presentarse al alma como un castigador implacable. Al no alcanzar la misericordia divina, a pesar de los esfuerzos y labores al extremo a su alcance, la persona sufre de forma tan intensa que, de ser posible, renunciaría por completo a toda existencia. ¿En qué consiste entonces su sufrimiento? ... y es como si Dios se hubiese vuelto contra el hombre y no atendiera a ninguna de sus súplicas." (fuente: 506_2526.txt)

"Si yo tuviera, como usted dice, poder absoluto sobre todos y cada uno de los hombres, no me atrevería a moverme ni un centímetro. Ese poder me encadenaría de manos y pies. Así vemos también a Cristo. Millones y millones de personas se apartan de Dios, porque les parece que, si Dios existiera, no permitiría los sufrimientos en los que se hunde la Tierra. ¿Ven ahora cómo la visión de Dios se distancia del pensamiento humano? Según la enseñanza de la Iglesia, el Señor cuida de cada alma. Cada movimiento suyo, cada pensamiento, sentimiento e intención —todo lo ve el Señor y todo lo que se puede hacer, sin quitarle la libertad, para su salvación — lo hace por su inexpresable amor y misericordia." (fuente: 1006_5026.txt)

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