Evaluación Integral de la Salud Mental en la Vejez
El envejecimiento trae consigo cambios naturales, pero cuando en el comportamiento de las personas mayores se observan alteraciones persistentes en el ámbito emocional y en las funciones cognitivas, eso supone una señal importante para que los especialistas presten una atención más profunda. En primer lugar, los profesionales observan la disminución gradual de la memoria, la reducción de las capacidades intelectuales y el deterioro del rendimiento. Estos síntomas pueden ir acompañados de cambios en el carácter: ansiedad constante, estados depresivos o fluctuaciones emocionales bruscas. Estas manifestaciones señalan procesos endógenos, en los cuales los cambios característicos en la psique son el principal indicador para el diagnóstico, aunque los signos somáticos pueden estar ausentes. Asimismo, un deterioro notable del pensamiento lógico, la aparición de síntomas psicóticos y alucinaciones requieren una evaluación clínica integral. El objetivo de este enfoque es realizar una valoración minuciosa no solo de las manifestaciones psicológicas, sino también del posible impacto de condiciones somáticas, lo que permite determinar a tiempo la necesidad de intervenciones y apoyo. Este enfoque enérgico pero objetivo ayuda a comprender mejor cuándo los cambios en el comportamiento de las personas mayores constituyen signos de una patología grave que merece atención e intervención profesional.¿Se pueden considerar ciertas características del comportamiento de las personas mayores como signos de alteraciones en la psique y qué criterios se utilizan al respecto?Las peculiaridades del comportamiento en las personas mayores no siempre indican una alteración mental, sin embargo, si se observan cambios persistentes y sistemáticos en el ámbito emocional, en las funciones cognitivas y en los rasgos de personalidad, esto puede señalar la presencia de un trastorno mental. Por ejemplo, en la evaluación del estado mental de una persona mayor, los especialistas prestan atención a criterios como la disminución progresiva de la memoria y de las capacidades intelectuales, el deterioro del rendimiento, así como cambios en el carácter y en el ámbito emocional, tales como estados depresivos persistentes, ansiedad o marcadas fluctuaciones del ánimo.Tal como se señala en una de las fuentes, uno de los criterios para establecer un diagnóstico es la identificación de cambios característicos en la psique, cuando “el segundo grupo de enfermedades mentales —los llamados procesos endógenos. En este grupo no existen signos somáticos específicos para el diagnóstico. El diagnóstico se establece principalmente sobre la base de cambios característicos en la psique…” (fuente: enlace ). Tales cambios pueden incluir, por ejemplo, “una disminución progresiva del rendimiento, fatiga, deterioro progresivo de la memoria y de las capacidades intelectuales. Un cambio brusco y progresivo en los rasgos fundamentales de la personalidad…” (fuente: enlace ).Además, los especialistas prestan atención a la presencia de manifestaciones psíquicas específicas, que no son características en las personas mayores sin patologías. En particular, se consideran como signos importantes la recurrencia de síntomas psicóticos, las alucinaciones y diversas alteraciones en el proceso lógico del pensamiento, lo que permite clasificarlos como desviaciones clínicamente significativas.Por lo tanto, si los cambios en el comportamiento de una persona mayor se acompañan de alteraciones psicológicas y cognitivas persistentes, pueden considerarse signos de una patología mental. Sin embargo, para llegar a una conclusión definitiva es necesaria una evaluación clínica integral que tenga en cuenta no solo los síntomas psicológicos, sino que también los compare con los posibles procesos somáticos.Citas de apoyo:“El segundo grupo de enfermedades mentales —los llamados procesos endógenos. En este grupo no existen signos somáticos específicos para el diagnóstico. El diagnóstico se establece principalmente sobre la base de cambios característicos en la psique…” (fuente: enlace )“Disminución progresiva del rendimiento, fatiga, deterioro progresivo de la memoria y de las capacidades intelectuales. Un cambio brusco y progresivo en los rasgos fundamentales de la personalidad, desarrollo no motivado e independiente de las condiciones externas, aumentando la irritabilidad, la frialdad, la hostilidad, la crueldad, la ansiedad y la inestabilidad emocional.” (fuente: enlace )