Disciplina con Respeto: Distinguiendo Educación Estricta del Abuso Psicológico
En la búsqueda de criar personas autónomas y responsables, es importante reconocer la diferencia entre una educación exigente y el abuso psicológico. Cuando las reglas y la disciplina se utilizan para formar el carácter y el orden, y los métodos no afectan el bienestar emocional del niño, se establece una base sólida para el éxito futuro. Sin embargo, si las medidas estrictas se transforman en métodos que provocan miedo, humillación o alienación, dejan de ser un instrumento educativo legítimo y comienzan a dañar la psique del pequeño. Un enfoque enérgico que respeta los sentimientos del niño favorece su desarrollo y fortalece su autoestima, mientras que un régimen dominante puede dejar una cicatriz emocional profunda. Una estrategia de crianza bien estructurada debe equilibrar el estricto cumplimiento de las reglas con el cuidado del mundo interior del niño, ya que esto garantiza un crecimiento armonioso y seguro.
¿En qué consiste la diferencia entre el abuso psicológico y una educación estricta, y cómo se pueden distinguir?La esencia de la diferencia entre el abuso psicológico y una educación estricta radica, ante todo, en las intenciones y las consecuencias para el niño. Una educación estricta puede incluir el riguroso cumplimiento de las reglas y la disciplina, cuando el objetivo es dirigir el comportamiento y fomentar la autonomía, en lugar de humillar o violar la dignidad del niño. Sin embargo, cuando los métodos educativos carecen de respeto por el estado emocional del niño y se acompañan de elevar la voz, ignorarlo u otras conductas que causan dolor y miedo, se cruza la línea y se convierte en abuso psicológico.Como indica una de las fuentes, «Dirán que esto viola terriblemente su dignidad y que tiene derecho a exigir protección. Se explicará qué medida corresponde por una bofetada, por un golpe con el cinturón e incluso por elevar la voz. ¡Esto último también es abuso, sólo que psicológico! Y, según los defensores de los derechos de los niños, es incluso peor que el físico.» (fuente: enlace ). Aquí se enfatiza que incluso una medida como elevar la voz puede ser percibida por el niño como un ataque a su dignidad personal, lo cual es característico del abuso psicológico.Además, en otro fragmento del mismo documento se señala: «Pero la prohibición de los castigos físicos es solo el comienzo. A continuación se hablará (¡y ya se está hablando!) del ‘abuso psicológico’, para incluir en él todos los demás tipos de castigos.» (fuente: enlace ). Esto evidencia que la idea de una educación estricta, cuando se convierte en la aplicación de medidas que provocan en el niño un sentimiento de humillación, miedo o aislamiento (por ejemplo, ignorarlo o avergonzarlo), queda fuera de un enfoque educativo aceptable y se clasifica como abuso.Así, la distinción se basa en que una educación estricta, llevada a cabo con respeto hacia la personalidad del niño, no conduce a una traumatización psicológica, mientras que los métodos que dañan la autoestima, provocan miedo y causan dolor emocional son manifestaciones de abuso psicológico.