Manipulación: Una mirada tras bambalinas de las relaciones humanas
En nuestro mundo moderno, la manipulación se ha convertido en una parte integral de la interacción interpersonal. En este contexto, algunos hombres buscan aprovechar cada oportunidad para obtener ganancias personales a través de trucos sutiles que enmascaran las verdaderas intenciones. Son expertos en animar a los demás a actuar como si fuera dictado por sus propias elecciones, cuando en realidad detrás de cada paso que dan hay un deseo de obtener algún beneficio personal. Además, la reacción emocional de estas personas al fracaso a menudo se intensifica, especialmente cuando sus expectativas ocultas no se cumplen. Su rabia está dictada no tanto por el hecho de un error como por un sentimiento de injusticia, cuando parece que su espacio y tiempo personales han sido usurpados, como si su derecho a la autodeterminación hubiera sido violado. Este enfoque enfatiza la intención de obtener el control de la situación a toda costa, a pesar del método de moralidad cuestionable.En resumen, se puede decir que detrás de la constante determinación de lograr el bien personal, hay una demanda irreconciliable de justicia en materia de tiempo y espacio personal. Tal persona no solo busca manipular a los demás, sino que también es extremadamente vulnerable cuando sus expectativas no se cumplen. La constante intensidad emocional que surge sobre la base de una aparente injusticia hace que estas estrategias sean aún más notorias y discutidas en la sociedad moderna.¿Cómo se puede caracterizar a un hombre que es propenso a la manipulación, especialmente si se siente muy ofendido por los intentos infructuosos de influir?Un hombre que es manipulador puede ser descrito como alguien que está constantemente tratando de extraer discretamente beneficios personales para sí mismo mediante el uso de todo tipo de trucos falsos para alentar a otros a actuar como si estuvieran actuando por su propia voluntad. Everett Sjostrom describe a tal persona de la siguiente manera: "El hombre moderno es un manipulador... que trata de controlar poco a poco a los demás, logra de ellos algo que necesita... Quiere obtener algún beneficio para sí mismo, algún bien. Esto convierte a una persona en un 'manipulador'" (fuente: 604_3015.txt).Al mismo tiempo, su reacción emocional ante los fracasos se intensifica si se enfrenta al hecho de que sus demandas y expectativas no se cumplen. Como se señaló en otro texto, las personas están enojadas no tanto por el fracaso en sí, sino porque lo perciben como una injusticia, como si sus demandas legítimas, como su tiempo personal inherente, hubieran sido violadas (fuente: 1767.txt). Esto indica que tal hombre tiene una percepción muy sensible de la propiedad personal de su tiempo y espacio personal, lo que explica su profundo resentimiento en caso de intentos infructuosos de manipular la situación.Por lo tanto, el hombre manipulador se caracteriza por una determinación única para lograr el beneficio personal a través de maniobras encubiertas, y su fuerte resentimiento por los intentos fallidos de influencia se deriva de un sentido extremadamente sutil de injusticia y un derecho inalienable al tiempo y al espacio personales.Cita(s) de apoyo:"Everett Sjostrom pronuncia un veredicto francamente despiadado sobre la cultura moderna de las relaciones humanas... Los manipuladores son legión. En cada uno de nosotros hay un manipulador que utiliza sin cesar toda clase de trucos falsos para lograr tal o cual bien para sí mismo". (fuente: 604_3015.txt)"La gente está enfadada no por un simple fracaso, sino por un fracaso percibido como una injusticia. ... Lo molestan porque piensa que el tiempo es de su propiedad y siente que le están robando". (fuente: 1767.txt)