El poder de la fe: la experiencia personal y el milagro de la resurrección

En el mundo de hoy, donde la evidencia científica a menudo pasa a primer plano, la fe profunda sigue siendo una parte integral del ser humano. Muchos sienten la presencia de Dios y de Jesús a través de una experiencia personal, donde el amor y el temblor llenan el corazón, dando una sensación de cuidado y la presencia inmutable de un principio superior. Es esta experiencia interior la que nos ayuda a sentir que la fe no es solo una creencia, sino una conexión viva con lo Divino, que se manifiesta en amor y reverencia, incluso mucho antes de que comencemos a analizar racionalmente su esencia.

Un lugar especial en este cuadro lo ocupa el acontecimiento de la resurrección de Jesucristo. No se percibe como una historia de la antigüedad, sino como un testimonio vívido y viable del poder de Dios, que confirma la naturaleza única del Hijo de Dios. Muchos creen que fue a través de este acto sobrenatural que se manifestó el poder que no solo podía revivir, sino también transformar la vida de cada creyente. El evento de la resurrección subraya que hay más en las enseñanzas de la Biblia que solo hechos históricos: es una verdad poderosa basada en una gran cantidad de testimonios y profundas experiencias personales.

Así, la fe en Dios y en Jesús encuentra su verdadero sentido a través de la experiencia afectiva y la sabiduría de los testimonios, que confirman que los milagros siguen siendo posibles hoy en día. Esta combinación única de experiencia personal y precisión histórica no solo sustenta las enseñanzas bíblicas, sino que también inspira la búsqueda de la armonía interior y la verdad, transformando los corazones y las mentes de las personas de todo el mundo.
¿Por qué cree la gente en Dios y en Jesús, y qué pruebas podrían confirmar la veracidad de las enseñanzas bíblicas?
La respuesta puede formularse de la siguiente manera. En primer lugar, las personas creen en Dios y en Jesús porque se despierta una fe profunda dentro de cada persona, que se expresa en amor, temblor y confianza en la presencia de un principio superior. Como dice una fuente: "Creer en Dios es amarlo y temerlo con amor. El amor por Él comienza mucho antes de conocerlo, y si lo amamos, entonces al final lo veremos y lo revelaremos en todo..." (fuente: 1076_5378.txt). Es decir, la fe adquiere sentido a través de la experiencia personal y la percepción interior de Dios, que se manifiesta en las personas a través del amor y la compasión.

En segundo lugar, una de las pruebas centrales de la verdad de las enseñanzas bíblicas es la resurrección de Jesucristo. Como se subraya en otro pasaje: "Una persona puede resucitar a otra, tales casos suceden: los santos profetas resucitaron a los muertos, y ahora los médicos saben cómo resucitar de entre los muertos. Si una persona murió recientemente, hace unos minutos, entonces los médicos pueden reanimarla, por supuesto, no todos, pero si el Señor quiere. Pero solo Dios puede resucitarse a sí mismo. Por lo tanto, la evidencia más importante de que Jesucristo no es un hombre, sino un Dios-hombre, es que ha resucitado. Es por eso que el Señor insistió en esto. "Vosotros sois testigos de esto"..." (fuente: 9_44.txt). Enfatiza que el poder único del Señor se manifiesta a través de la resurrección, que se convierte en el hecho central que confirma la divinidad de Jesús y, por extensión, la verdad de las enseñanzas de la Biblia.

Finalmente, muchos creyentes rechazan las explicaciones basadas solo en datos históricos o científicos áridos, porque lo que les importa es lo que sienten internamente, lo cual es confirmado no solo por el testimonio de testigos oculares sino también por la transformación personal que proviene del aprendizaje de las enseñanzas. Como se señala: "Los no creyentes no comprenden que Jesús no es solo un hombre, sino el Hijo de Dios, y, al leer el Evangelio, piensan: esto parece la verdad, pero esto es inventado. Toda declaración necesita un testigo. Si el juez quiere asegurarse de que un determinado evento realmente sucedió, llama a testigos..." (fuente: 9_44.txt). Así, la multiplicidad de testimonios y su coherencia sirven de apoyo para la afirmación de la verdad de las enseñanzas bíblicas.

En resumen, la fe en Dios y en Jesús se basa tanto en experiencias profundamente personales como emocionales, así como en testimonios de acontecimientos sobrenaturales, como la resurrección de Cristo, que se percibe como prueba del poder divino único y de la veracidad de la Biblia.

Cita(s) de apoyo:
"Mi fe clama a Ti, oh Señor, que me has dado, que has soplado en mí por medio de Tu Hijo encarnado... Creer en Dios es amarlo y temerlo con amor". (fuente: 1076_5378.txt)

"Una persona puede resucitar a otra, esos casos pasan... Pero solo Dios puede resucitarse a sí mismo. Por lo tanto, la evidencia más importante de que Jesucristo no es un hombre, sino un Dios-hombre, es que Él ha resucitado". (fuente: 9_44.txt)

"Los no creyentes no entienden que Jesús no es solo un hombre, sino el Hijo de Dios, y cuando leen el Evangelio, piensan: esto parece la verdad, pero esto es inventado. Toda declaración necesita un testigo". (fuente: 9_44.txt)

El poder de la fe: la experiencia personal y el milagro de la resurrección

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